Locura contenida

Treinta cebras esperando para pasar,
Una botella en un barco de cristal.
Carreteras para peatones, pensando en atropellar
a los pobres coches que huyen de la ciudad.

El agua, reseca, a la montaña va
porque su dieta tiene muy poquita sal.
Los pájaros, nadando, meditan ya
si alguna vez aprenderan a volar.

El cielo, alli abajo, teñido de rosa está:
contrasta con el azul del campo y del gas.
Las horas son cortas, los segundos, de más:
que se nace viejo y se jubila en la pubertad.

Hay que quitarse el sombrero de los pies,
saludar con la rodilla, saltar del revés.
Soñar con las historias de un mundo sin paz,
pensar que las tonterías vuelven con la edad.

Si piensas que la idiotez se hizo con mi vida,
Si crees que he perdido del todo la razón;
Este es mi relato de Locura contenida.
Tranquilos, mis ideas están bajo control.